lunes, 12 de diciembre de 2011

La Víbora de la Muerte

"Estaba encerrada en una habitación de dos (a lo sumo tres) metros cuadrados. Sabía que iba a obtener las repuestas a las preguntas que me hacía practicamente a diario desde hacía un par de meses. Por fin, iba a poder cerrar un ciclo de mi vida que, a pesar de haber dado por cerrado, todavía dejaba entrever un rayo de luz. De esperanza. Esperanza a comprender que había pasado.

Estabamos uno frente al otro cuando en ese pequeño zulo apareció una víbora, la llamada de la muerte. Él dijo que era suya y que no me haría daño, pero... ambos sabiamos que una sola gota de su veneno sobre mi piel, me mataría.

De repente, sin previo aviso, ella adoptó su característica posición de ataque y, altiva y recia, abrió su boca mostrándome sus afilados colmillos. Bastaron tan solo 0,13 segundos para que él la cogiera y recibiera su brutal mordedura, que le llevaría a una muerte segura.

Él... me había salvado. En la fracción de segundo de que dispuso para decidir, había escogido mi vida ante la suya.

Y fue entonces, mientras el veneno recorría rapidamente sus venas, cuando giro su cabeza en mi busca y vio que sobre mi muñeca había saltado una gota de veneno y en mi mejilla se vertía una lágrima de realidad.

Ambos sabíamos que había intentado salvarme de él mismo, pero en esta ocasión la muerte, simplemente, había sido más astuta."

Y es que... necesito creer que a veces los sueños sólo son eso, sueños.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Bocazas

Tengo una tendencia innata a abrir la boca de más (sin obviar que lo hago en los momentos más inoportunos). De hecho, SOY LA MAYOR BOCAZAS DEL UNIVERSO.

Los que no me conocéis, podéis llegar a pensar que soy una exagerada. Pero no, siempre siempre siempre, hablo de más.

Es una mala costumbre, pero soy incapaz de tener un maldito filtro social. Y mira que mi madre lo intentó, pero ahí voy yo y la "lío parda" cada vez que se me presenta la ocasión.

Como aquel día en el que le dije a mi director general (recuérdese que trabajo en una multinacional bastante importante) tras su operación de pie (recuérdese que el hombre iba cojeando y con muleta) "Ey, fulanito, ¿qué tal andas?"

O, por ejemplo, cuando le dije a mi compañera de trabajo "Uis, este juguete no has llegado a conocerlo. Eres demasiado mayor", para explicarle de que iba el juego que me había tocado en el huevo Kinder que me acababa de comer.

O, simplemente, cuando se me ocurre expresar cualquiera de mis verdades, aunque eso sea políticamente incorrecto o no sea el momento ídoneo para hacerlo. Y hoy, me ha vuelto a pasar.

De verdad que no era mi intención hacer un drama de una tontería, pero es que me dio taaaaanto coraje. Joder, que sí, soy competitiva (eso no es ninguna mentira), pero no lo he sido con él. Y no puedo callarme y dejarme llevar. ¡Era momento de expresarme! (al menos ahora que recuperé las fuerzas).

Porque siempre he sabido que quería en la vida. Puede que me haya perdido (como todos) en alguna ocasión, pero siempre he seguido el mismo camino. Y sé que quiero de él en este momento. Y, no, tampoco me vale cualquier cosa.

Y ante todo, necesitaba que supiera que todo está perdonado, que es libre y que si está a mi lado es por su propia voluntad. Pero sobre todo necesitaba que supiera que valoro tanto lo que le puedo ofrecer que no es equiparable con nada (acepte lo que le ofrezca o no).

Y simplemente es así porque, a pesar de no destacar practicamente en nada, mi lealtad y sentimientos son de las cosas que más valoro en mi vida.